Corría el año 1965 cuando ese animal de los escenarios llamado Mick Jagger compuso una letra escandalosamente irónica y cínica para convertir una de las mejores piezas musicales jamás escritas (cuyo principal responsable, Keith Richards, es además uno de los diez o quince mejores guitarristas de la historia) en todo un himno primero generacional y después universal.
Nadie puede discutir que ‘cause i try, and i try, and i try and i try…’ tiene todas las de ganar como el estribillo más pegadizo e inteligente de todas las canciones. Es por eso (y por cientos de aciertos musicales más conseguidos en una larguísima trayectoria) que The Rolling Stones se han ganado el cielo o, mejor dicho, el infierno que tanto predican.
No sabemos a ciencia cierta qué hace a una canción perfecta, pero está claro que si eres capaz de reconocerla en sólo dos segundos después de cuarenta y cinco años, es que está muy cerca de serla. Y (I can’t get no) Satisfaction lo está, vaya si lo está.