Escenificación forzada. Actores terribles. Diálogos infumables. Pausas mal hechas. Montaje paupérrimo.
A Ruth sólo le falta decir:
‘No quiero que te vayas porque estás tremendo, pero si no se acaba la escena te echo yo misma a patadas’.
Suerte con las inglesas, Cabano.
Que cosa tan triste… una mierda.