Mafalda y la exageración

Mi pasión por el fado viene de largo. Tanto que no recuerdo el día que me enamoré del género. De hecho, no sé qué empezó a gustarme antes, si el fado o las mujeres. Igual estoy exagerando, pero es que no hay nada más exagerado que un buen fado bien cantado.

Una tarde, mirando discos en la FNAC del Triangle de Barcelona, mis oídos se rindieron a la voz portuguesa y majestuosa de una mujer que sonaba en los altavoces de la sección de Músicas del Mundo. Rápidamente acudí al dependiente con flequillo, gafas de pasta, chapitas y pantalón medio caído (es decir, cortado por el patrón FNAC) para que me enseñara la discografía de dicha cantante.

Mafalda Arnauth tiene nombre de personaje de Quino y me tiene ganado desde el minuto 1.

Su voz me atrapa. Me enamora. Me excita. Me da unas tremendas ganas de follar. Igual estoy exagerando, pero debe haber pocas cosas más exageradas que dejar sonar a Mafalda mientras descansas en la cama abrazado a la mujer desnuda que te lo ha dado todo unos minutos antes.

Si el nuevo-viejo fado se llama Mafalda, Arnauth debe ser el apellido de la exageración.

4 Respuestas a “Mafalda y la exageración

  1. Hombre, yo me quedaba con Dulce Pontes, pero Mafalda merece todo mi amor sin condiciones. Gracias para explorar las deslumbrantes estanterias de fnac en busqueda de obras maestras… 😉

  2. Dulce Pontes es la cuidadora del jardín del fado, insuperable. A veces el fado parece estancado, pero nada de eso. Talentos como Mafalda demuestran que el fado está más vivo que nunca. Lo mío es pasarme tardes enteras en la FNAC investigando. Un abrazo Vince!

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