Anoche Canal+ estrenó Boardwalk Empire, la nueva serie de ese señor mayor que ejerce el oficio cinematográfico con la maestría que no tiene ningún otro señor de cualquier edad: Martin Scorsese.
Ahora Martin vuelve a la TV y no podía hacerlo para otra cadena que no fuese HBO, la misma que desde hace más de diez años nos hace felices (a muchos) con las mejores series de ficción de la historia: Sex and the city, Six feet under, Fraguel Rock, The Wire, Entourage, Extras, In treatment, Curb your enthusiasm, Treme, The Pacific y la siempre eterna y todopoderosa The Sopranos.
El primer episodio de Boardwalk Empire tiene el exquisito sabor del carácter mafioso y familiar de The Sopranos aliñado con un sobrio reparto encabezado por el gigantesco Steve Buscemi y cocinado con la realización implacable del mismísimo Martin Scorsese.
Lo más importante es que después de ver el primer episodio uno tiene la enorme sensación de haber estado presenciando una serie que promete longevidad (aunque al final dependa de la caprichosa audiencia) gracias a una telaraña de asuntos políticos y criminales que, esta vez sí y evitando el precedente Lost, garantiza resolverse bajo el efecto de la causalidad y no bajo el defecto de la casualidad.
Y además está el sello Scorsese: ese que nos deja sin aliento cuando subimos a la hipervertiginosa montaña rusa de sus montajes a los que, para colmo, no les sobra ni les falta escena alguna. Porque con Martin podríamos llegar a intuir qué va a pasar, pero nunca cómo, cuando ni en qué medida. Y claro, al final siempre nos sobrepasa.
Y si no me creen basta con que echen un ojo bien atento a la cabecera (muy en la línea maestra de Six feet under o The Wire), ese verdadero minuto cero que define el espíritu, las luces y las sombras de lo que se viene a continuación.
Boardwalk Empire nos recibe con miles de botellas vacías flotando sobre un mar que se nos tercia frío -casi helado- ante la mirada contemplativa y desgarradora de Nucky Thompson, ese personaje que ha tenido la inmensa suerte de caer en las espaldas de Steve Buscemi. Todo ello sumergido en otro mar -este cálido- de la excelente banda sonora firmada por The Brian Jonestone Massacre.