Ocho años después los culpables continúan impunes. Mientras la Justicia sigue jugando al despiste, a nosotros nos toca seguir luchando a través de la palabra: el único arma efectivo para defender el derecho a la vida y a la información libre en el frente.
Ocho años después seguimos exigiendo responsabilidad y acción política para dar a José Couso la justicia que merece.
Mi amigo Javier – un tipo entrañable – es el hermano de José y lleva ocho años peleando a la contra por la causa. No hace falta decir que seguirá haciéndolo con todas sus energías hasta conseguirlo. Ánimo: la Justicia llegará más pronto que tarde.