Jamás hay que negarse a la magia del azar
De entre todas las apuestas que compiten este año en la sección oficial de L’Alternativa, puede que ‘La casa Emak Bakia’ sea la más original, emotiva y sorprendente. De ganar, sería algo más que un premio.
La primera (y de momento única) película de Oskar Alegría es una hermosa e inteligentísima composición de planos que da lugar a un fabuloso relato lleno de matices. Un viaje tras los pasos de Man Ray que se deja caer en los brazos de una apasionante sucesión de casualidades y causalidades.
Cada detalle de la travesía está construido con el mayor de los cariños. El viaje es tierno, acogedor, bien improvisado, idílico, romántico. Sin prisa alguna por cerrar el billete de vuelta. Fluyen ríos y ríos de sensibilidad. El azar, gran protagonista, convierte al espectador en el copiloto perfecto que se mantiene expectante por la siguiente parada, el nuevo destino.
‘La casa Emak Bakia’ es una película pequeña que te hace sentir gigante hinchándote las arterias con el mejor de los entusiasmos. El equilibrio perfecto entre lo obsesivo y lo poético. Una auténtica fascinación ultrasensorial. Una de las mejores experiencias que he tenido jamás en una sala de cine. Gracias, Oskar.
Una hora perdida
Homer Etminani (nacido en Irán y criado en Catalunya) participa en la sección Panorama de L’Alternativa con Nació, largometraje dirigido en 2011.
Esta es otra de esas veces que, en una sala de cine, uno mira a su alrededor esperando impaciente que algún espectador se levante a gritar cuánto queda. En esta ocasión el público empezó a desfilar cuando apenas se habían cumplido veinte minutos de proyección. Demasiado tiempo aguantando.
Nació está vacía, espantosamente hueca. Una tomadura de pelo en toda regla que solo produce hartazgo descomunal. Una tortura sin precedentes donde todo es bostezo y hastío. Una película para el olvido, sin algo rescatable. Un tedioso cero a la derecha. Una provocación de mal gusto.