Ni Españas, ni Andalucías, ni Jaenes. Ni orgullos de mierda, ni banderas teñidas de hipocresía, ni himnos estomagantes. Ni tuya, ni mía, ni mucho menos de los dueños de las verdades absolutas.
Mi patria es otra y, aunque nació lejos de aquí, cada día respiro su aliento.
Alrededor no hay nada. ¿Queda claro?
Que conste en acta: me cago en esta España vuestra de la que tanto vais presumiendo, patriotas de pacotilla. Y no sólo hoy.