Cada día recibo, leo y trago litros de saliva envenenada para sobrevivir a decenas de infamias camufladas como «ofertas de trabajo». Hoy, sin embargo, he perdido media tarde cruzándome mails con un personaje que pretendía convencerme de que su espectacular oferta de trabajo no era realmente ESCLAVISTA.
Lo peor no es que me haya mordido la lengua, aflojado los dientes y cortado los dedos para ser excesivamente educado. Lo peor es que todo esto me ha puesto muy triste un día que no me tocaba. Menos mal que la mayoría de las personas son tan buenas y honestas como Mario Conde o el ministro Soria PORQUE SI NO QUÉ SERÍA DE NOSOTROS.
He aquí mi triste réplica a su alegre oferta de explotación.