Qué bien sienta lo nuevo de Manolo García. Suena a burro, a último y a pájaro. Es una de esas cosas que se te agarra a la cabeza como piojo chabolista en celo.
Hay canciones que significan muchas cosas. Esta de García significa algunas más. Quién iba a decirme que Manolo iba a reconquistarme a estas alturas. Quién sabe: a lo mejor nunca me dio por perdido.