El buen pastor

 

El nombre de Jaén fue doble protagonista en TV durante el domingo de la semana pasada, primero con la cobertura informativa de la visita de Mariano Rajoy y finalmente con la aparición esporádica en Salvados (La Sexta) de Fundador, un jienense afincado en Cataluña.

Mariano Rajoy pasó por Jaén de forma desinteresada para dar un mitin, o lo que también conocemos como darse un baño de masas para mayor alegría del cuerpo. Además tengo entendido que en los mítines del PP, con la banderita de España te regalan otra de Alemania para que Mariano se sienta como en casa. Viendo las imágenes parece que estén dando la vuelta al Bernabéu antes de ganar la liga. Qué felices con la que está cayendo aquí fuera, lejos de ellos.

A Fernández de Moya (alcalde de Jaén) y Arenas (candidato a Presidente de la Junta) se les ve espléndidos, anchos y orgullosos de su jefe máximo. No es para menos: en menos de cuatro meses han levantado el ánimo de los españoles contra una reforma laboral al gusto del señor empresario. De verdad: no hacía falta que Mariano se preocupase tanto por los trabajadores. El Presidente y su rebaño, todos sonrientes, repartieron promesas a medias, con la voz alta y la boca bien pequeña. En el PP todos siguen al pastor aunque nadie sepa dónde va. Mejor no preguntarle demasiado, vaya de nuevo a desaparecer.

Tampoco hace falta preguntarle qué piensa de Fundador, ese pastor nacido en Jaén y nacionalizado catalán que apareció en el último Salvados de Jordi Évole, pastor sin rebaño del mejor periodismo en TV. ‘Si pudiera votar por la independencia de Cataluña, votaría que sí’, dijo el pastor a la vez que reconocía haber votado toda su vida a Jordi Pujol, entrevistado excepcional en mitad del silencio cómplice de la montaña.

Ya sabemos qué opinión tendrían nuestros gobernantes, muchos de sus votantes e incluso detractores sobre las palabras de Fundador. Sorpresas las justas. Nada como un ligero aroma de carnaza nacionalista para despertar a los buitres que atizan al nacionalismo con la zapatilla de otro nacionalismo. Dame país y llámame tonto.

Habrá quienes vean aislado e irrelevante el hecho de encontrarse en mitad de las montañas catalanas con un andaluz emigrante favorable a la independencia. En absoluto: con el paso del tiempo y sin renegar de los orígenes (cosa que no hizo en ningún momento, al contrario) uno puede llegar a sentirse más identificado con la mentalidad del lugar donde ha sido adoptado. No es sorprendente que a estas alturas de partido haya personas que no se sientan identificadas con ‘lo español’ y prefieran recogerse en otros brazos. Ni admirable ni detestable. Tampoco hay que rasgarse las vestiduras por escuchar una opinión de este calibre, que ya somos mayorcitos.

A todo esto el verdadero protagonista del último Salvados era precisamente Jordi Pujol, un político de los que ya no quedan. No tanto por su calidad sino por su entusiasmo, oficio e inteligencia a la hora de defender sus convicciones, cosa que ya no se estila entre una clase política devaluada hasta el infinito y más allá: porque no son lo mismo Pujol que Mas, González que Zapatero, Aznar que Rajoy. Imposible. Unos daban guerra y levantaban ampollas, otros producen tal sensación de incompetencia que es imposible mantener la paciencia un minuto más.

El despropósito ha tocado fondo y si no lo desactivamos terminará explotando en nuestros manos. Cuidadito con la paciencia del ciudadano que, aunque parezca dormido, no necesita demasiado para unirse a la otra masa, la de la calle y no la de los mítines, y tomarse la venganza por su cuenta. Está en su derecho aunque también intenten limitárselo.

Rescatemos tres perlas del ex President. La primera: España está en la UVI por haberse comportado con la prepotencia de un nuevo rico. La segunda: ahora votaría a favor de la independencia y se debería en parte al fracaso de él y más gente por no haber conseguido encajar a Cataluña y España. Y la tercera: ya no tiene argumentos contra los independentistas, que tienen demasiadas razones para querer alejarse.

Pujol fue pastor para muchos catalanes durante más de veinte años. El tiempo ha pasado y continúa provocando sentimientos repletos de matices en el seno de sus votantes y del resto del pueblo catalán. Rajoy es ahora pastor para muchos españoles, algunos de ellos desencantados con su política tras haberle confiado el voto. No todos los rebaños son iguales ni pueden presumir de ser conducidos por un buen pastor.

En toda esta historia solo hay un pastor que puede presumir de rebaño fiel y agradecido: se llama Fundador y es de Jaén pero, ante la visita de tipos como Rajoy, prefirió esconderse bien lejos, en las montañas del norte.

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