Mi aldea no va sobrada de gente humilde capaz de reconocer el talento ajeno. Mi aldea será grande cuando sus habitantes sientan más devoción por los seres humanos que por los muñecos de madera. Mi aldea será ciudad cuando se peguen por trabajar con currantes como el Creata.
Que un profesional de su talla rinda este homenaje a un proyecto pequeñito es un gran premio al esfuerzo gigante de TODO un equipo. La generosidad es nuestro alimento y detalles así nos hacen más gordos todavía. Con más paisanos como este, otra ciudad cantaría.
Con todo el respeto para las aldeas y con ninguno para quienes consideran que la grandeza de un lugar es cuestión de tamaño y no de personalidad.