Suelo llegar tarde a ciertas cosas que todos habéis visto antes. Y en lugar de pararme a pensar si esto es un defecto o una virtud, me dedico exclusivamente a disfrutar de mis tremendas capacidades para sorprenderme y obsesionarme. Al carajo pues con el factor inmediatez.
Un buen amigo me inyectó ayer este pedazo de trabajo que, 24 horas después, todavía me tiene boquiabierto y sobrecogido. FASCINANTE NO, LO SIGUIENTE.