Iñárritu o la esperada virtud de tocar la olvidada fibra de la diversión durante dos horas llenas de premios para el oído, la vista y esa cosa que algunos llaman alma y otros esencia.
¿Verdad de mentira o acción sublime? Birdman vuela alto bajo la cuerda mirada de la locura que más necesitamos como protagonistas de nuestra propia existencia.
Siempre viene bien una corrida en la cara.