Este disco lleva conmigo desde que se puso a la venta unos meses antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona, cuando yo no había cumplido todavía los 10 años.

No sé quién lo trajo a casa y, aunque siempre me ha gustado pensar que fue mi madre, realmente no tengo la más remota idea. Y jamás se lo he preguntado, tampoco sé por qué. Supongo que por la magia del misterio.

Cuando me fui a Granada decidí que The One se venía conmigo. Después se vino a Barcelona. Y justo ahora hace un año cerraba una especie de círculo acompañando a mi madre a ver a Elton John en el Palau Sant Jordi.

Me gusta pensar en este tipo de cosas. Me gusta creer que todo el ciclo empezó un día con mi madre trayendo este disco a nuestra casa en el Gran Eje de Jaén y se cerró 25 años después yendo juntos al concierto en un recinto de aquella Barcelona olímpica.

Vosotros tenéis la Navidad, el cristianismo y Telecinco. Pero yo también tengo mis chominás.