Muito obrigado

José Saramago es una de esas personas que no me hace sentir tan estúpido como realmente soy. Sus libros están escritos desde el respeto, el talento y una enorme sabiduría.

Daba igual lo que pusieran en TV o las voces femeninas que sonasen detrás de mi ventana: si tenía entre mis manos un libro de José, no existía nada alrededor. Todavía recuerdo como si fuese ayer la charla que nos daba a dos o tres centenares de personas en una facultad cualquiera de la Universidad de Granada.

Sólo su voz consigue distraer mi atención de sus textos. Es decir, sólo Saramago puede combatir contra Saramago. Y todas las batallas las ha ganado, menos la última. Y eso que ha estado a puntito de remontar.

José Saramago es el único autor capaz de transportarme por completo a todos los lugares donde he leído algunas de sus mejores obras. Un viaje en autobús de Puerto Montt a Santiago de Chile con Ensayo sobre la lucidez. Dos mañanas y dos tardes en las playas de Cabo de Gata con La balsa de piedra. Cuatro o cinco atardeceres en la Plaza de las Pasiegas de Granada con El hombre duplicado. Algunas tardes a finales de los noventa en la biblioteca de la UPM de Jaén con Ensayo sobre la ceguera mientras mi abuelo echaba un vistazo a la prensa del día.

Muito obrigado, José. Gracias por  componer la banda sonora a lugares y momentos inolvidables para mí, por mandar al limbo los signos de puntuación, por llevar la dulzura hasta sus cotas más altas sin perder ese punto necesario de amargura que tanto me abriga.

Que viva San José de las dignas palabras. Y que se muera la muerte.

4 Respuestas a “Muito obrigado

  1. «José, allí donde estés, no dejes nunca de intentar comprender…»

    Es un día triste. Hoy el cuento va para tí…

  2. Y gracias a ti por escribir en su honor, por poner a nuestro sentir palabras y compartirlas…

    Puede que El no escriba más…pero nunca se irá de mi vida.

    Gracias amigo,

    un gran abrazo

  3. Tú escribiste esto:

    » El caballo se detuvo. Los cascos sin herraduras se afirmaron en las piedras redondas y resbaladizas que cubrían el fondo casi seco del río. El hombre apartó con las manos, cautelosamente, las ramas espinosas que le tapaban la visión de la planicie. Amanecía ya. »

    Y me diste alas para continuar y crear El Mundo del Sol Azul…

    Hasta siempre Jose, gracias por el regalo que me hiciste…

  4. no se puede describir mejor a una gran persona y gran escritor, y sobre todo lo que admiro tanto de tí hijo, y al leerlo me ha conmovido es el recordar aquel dia que leias una obra suya y que tu abuelo estaba a tu lado leyendo la prensa. un besazo.

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