Crackòvia es uno de los mejores programas de todo el panorama televisivo. El hijo de Polònia ha crecido muy rápido y ha heredado el sentido del humor y las buenas maneras del padre.
Es una pena que un programa así sea impensable en la TV española. Mientras en Catalunya está más que normalizada la parodia del fútbol, la caverna madrileña no hace más que crear debates entre puntos y pelotas en cadenas infames y de pésimo gusto. Ojalá que el resto del país pudiese quitarse el lastre del seguidismo para aprender a reír primero de uno mismo y después de los demás.
No me gusta hablar de diferencias entre unos y otros aunque las haya y en ellas esté la gracia del asunto. Prefiero quedarme con lo que nos une porque es mucho más que lo que nos separa.
Pero a veces la manera de entender y hacer TV dice mucho de nosotros, de vosotros y de ellos.