Un gitano que va y le regatea a un senegalés el precio de un bolso de imitación.
No es un chiste malo: es la globalización.
Un gitano que va y le regatea a un senegalés el precio de un bolso de imitación.
No es un chiste malo: es la globalización.
Ambos se acaban haciendo amigos, y en plena noche uno celebra el ramadán mientras el otro le canta un flamenquito y le toca las palmas.