FOR-MI-DA-BLE. Anoche fui conquistado, invadido, saqueado, devastado, arrasado por Bong Joon-ho y su GISAENGCHUNG. No es una obra maestra, es bastante más que eso. La The Grapes of Wrath del siglo XXI. CUÁNTO NECESITÁBAMOS ESTA PUÑETERA PELÍCULA. Y qué poquito caso le va a prestar ese gran público que, en realidad, es tremendamente pequeñito si no lo medimos por su cantidad sino por su capacidad de atención, análisis y exigencia.
John Ford lloraría de felicidad en su butaca, pero miraría alrededor y estaría muy solo en la sala mientras el resto de espectadores aplaude otra joya que, aún siéndolo, seguiría estando lejísimos de esta patada en el cerebro del estómago.
Queridos cineastas from the USA: por más dinero y fama que tengáis (de forma merecidísima) hace ya bastante tiempo que sois el Griezmann del entretenimiento. Tenéis toda la técnica y el talento, los mejores profesionales a vuestra disposición, pero no podéis comer en la misma mesa que los asiáticos -y que muchos europeos-. Jamás contaréis una historia con taaantas capas, intenciones, mala baba y, sobre todo, taaan anticapitalista.